domingo, 13 de noviembre de 2011

Treme

“Sólo quiero que me devuelvan mi ciudad”

Llegué a Treme buscando una nueva dosis de The Wire. Pero no es posible continuar la mejor serie de televisión de todos los tiempos. Y sin embargo allí estaba, reconocible, la impronta del director David Simon, y en el reparto algunas caras conocidas que ya forman parte de la familia: si en las películas son más bien cosa de una noche, en las series los actores te acompañan a la cama con la frecuencia de una pareja más o menos fiel. Y claro, se les coge cariño, y se disfruta al comprobar que siguen ahí: el chulesco detective apodado The Bunk en la piel del no menos chulesco trombonista Antoine Batiste, el cerebral Lester Freamon convertido en el testarudo Big Chief Lambreaux. Pero la serie avanza y casi me voy olvidando de su antecesora hasta que, curiosamente, Simon acaba por retomar los temas fundamentales de The Wire, como si él mismo echase de menos la magnitud de su primer trabajo.

Treme es un barrio de Nueva Orleans. Nueva Orleans acaba de sufrir el desastre del huracán Katrina, la ciudad trata de recomponerse y sus habitantes vuelven poco a poco a pasear por sus calles, reabren sus negocios, llenan el barrio de música porque en Nueva Orleans no se respira oxígeno sino notas de todos los estilos imaginables. Cuántas veces me ha parecido que estaba allí dentro, en cualquiera de sus innumerables garitos, escuchando ensayar a ese insoportable vecino que es Davis McAlary, admirando el violín y la belleza de Annie Tee, hasta en pleno Mardi Gras formando parte de la segunda línea.

Treme es por encima de todo una historia de amor: pero no tanto de amor por la música omnipresente como de amor por una ciudad, el amor colectivo que el elenco de personajes siente por el lugar que les proporciona su identidad, ya sean músicos de fama o callejeros, abogados, cocineros, profesores o policías, ya se encuentren viviendo allí o hayan tenido que emigrar. En cierto episodio de la primera temporada McAlary exclama desesperado “I just want my city back”. Y después de habitar durante veintiún episodios esa ciudad en la que jamás estuve, me da por pensar qué ocurriría si la mía desapareciese: tal vez mañana Madrid ya no siga donde está, los amigos podrían volverse esquivos o incluso esfumarse, o quizá ser yo quien no tuviera ánimos para buscar la música en esta ciudad que también respira a través de ella.

El desastre puede tomar la forma de una tormenta o ser interior, pero mientras no estalle (o precisamente para evitar que lo haga) lo mejor será hacer caso al lema de Treme, que ilustra el cartel que a su vez ilustra estas palabras. “Wrap your troubles in dreams”. Envuelve tus problemas con sueños.

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1 comentario:

  1. Las tres temporadas de la serie son geniales, una historia tomada de una desagradable tragedia, sin embargo la serie se ha desarrollado bastante bien. Sin duda alguna la recomiendo mucho. Ahora que llegó Treme temporada 4 por fin se acerca el final y estoy muy ansiosa aunque por otro lado me pone triste pues ya es la última temporada.

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