viernes, 7 de mayo de 2021

Oh capitán mi capitán

 

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Para entender la pérdida, hay que comprender que el profesor metido a vicepresidente era un arquetipo. Como Neo en Matrix, como Robin Williams en El Club de los Poetas Muertos, Pablo Iglesias estaba ahí para conseguir que nos subiéramos a la mesa, para invitarnos a sobrevolar la angustiosa realidad con ánimo de transformarla. Por desgracia, fuera de la ficción es imposible esquivar las balas, y en Madrid, la mayoría del alumnado prefiere irse de cañas en vez de recitar a Walt Whitman.

Su sacrificio ha sido innecesario y a mayor gloria de las Máquinas, un error de guión como para mi gusto lo fue el final de Matrix. No obstante, creo que Pablo Iglesias se va dejando un eco de indignación aplazada, y en el aire un testigo que debemos recoger para que el trumpismo patrio no nos aplaste, valga el juego de palabras.

Hablando de héroes caídos y arquetipos, es obligado recurrir a mi querido Tolkien: "De las cenizas subirá un fuego / y una luz asomará en las sombras". Mientras su impronta permanece en el Consejo de Ministros, las de abajo seguiremos trabajando por el bien común, cada una en la medida de sus posibilidades; y memorizaremos unos versos más, aquellos que comienzan diciendo "¡Oh capitán! ¡Mi capitán!"

Nota: esta entrada se comprende mejor tras ver esta grabación, de 2008, en la que un desconocido Pablo Iglesias invita a sus alumnos de Ciencias Políticas a reproducir la famosa escena de la película El Club de los Poetas Muertos.

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