martes, 10 de abril de 2012

Los monstruos y los críticos


Quién no ha leído la crítica de tal o cual novedad, a veces previamente pero sobre todo a posteriori, para comprobar si su visión coincide o no con la del experto. Considero la crítica una manera de contrastar opiniones, para que el crítico oriente al lector o espectador en igualdad de condiciones con éstos (en tanto que comparten interés por la obra en cuestión); pero huyo del crítico que pontifica, que se sitúa por encima no ya de quien lo lee, sino hasta del autor o de la obra misma. Como si tales críticos, abusando de una prosa florida y abigarrada, usurparan el papel de novelistas o cineastas o, peor aún, creyeran que el esfuerzo que supone dar un libro a la imprenta o estrenar una película pudiera equipararse al de una crítica escrita a vuela pluma.

Las reseñas que me resultan interesantes son aquellas en las cuales se trasluce un esfuerzo por comprender la obra reseñada, por analizar en síntesis pero también en profundidad sus aciertos y desaciertos, por invitar al lector a degustarla y valorarla por sí mismo. Con la decadencia del periodismo tradicional y el auge de Internet, tenemos en los blogs un medio de difusión de críticas muy valioso. Sus responsables suelen ser ante todo entendidos en aquello que critican, y no es difícil encontrar rigor y lucidez en muchos de ellos. Es el caso, en el terreno audiovisual, de The Unaffiliated Critic, que descubrí a raíz de su pormenorizado análisis de la serie de HBO Juego de Tronos: la habilidad del autor de este blog a la hora de escrutar la estructura narrativa de la serie es sencillamente fabulosa, descubriéndonos una solidez temática que puede pasar desapercibida en un primer momento, y que me atrevería a añadir supera incluso la de la saga original escrita por George R.R. Martin.

Siguiendo con los blogs, no puedo dejar de destacar la recensión que recibió en su momento mi primera novela, Guerra ha de haber, realizada por un profesor de Historia de la Universidad de Barcelona y publicada en Hislibris: precisamente en un blog sostenido por aficionados al ensayo y a la novela histórica. Por otra parte, y hace apenas una semana, el escritor Sergio Mars ha tenido a bien publicar una crítica sobre La última sombra en su blog Rescepto: una crítica que me ha sorprendido gratamente por su elevada comprensión de la propuesta narrativa que ofrezco en mi segunda novela, así como por su habilidad a la hora de esclarecer y desentrañar el contenido del libro que analiza.

Sin embargo, me he encontrado también con dos críticas, en el mismo periódico, que adolecen de los elementos mencionados, que parecen escritas con desgana, trufadas de juicios a priori (y eso que se deduce que han leído mis novelas, qué menos) y con un claro ánimo de “despachar” el libro, de quitarlo de en medio y de paso ahuyentar a potenciales lectores. Así fue hace casi cuatro años, y así ha vuelto a ser ahora. Que entre los críticos hay numerosos monstruos ya lo advertía el profesor Tolkien hace tiempo, en el ensayo de cuyo título me he servido para esta entrada, quejándose de su falta de simpatía hacia el género fantástico.

No es cuestión de concluir que la crítica válida es la del blog y la inútil por ensoberbecida la del diario impreso, ni mucho menos: continúo hojeando Babelia y siguiendo a Carlos Boyero, quien precisamente se distingue por trasladar su razonado entusiasmo por el cine que lo merece (inolvidable esta vindicación suya de la serie The Wire). Se trata más bien de constatar que hasta cierto punto el medio es el mensaje y, mientras determinados críticos “profesionales” se encastillan en su atalaya de papel, otros se dedican (nos dedicamos) desde el rigor y el buen criterio que también permite Internet, a invitar a quienes nos leen justo a eso, a que sigan leyendo.

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