"Este adiós no maquilla un hasta luego,
este nunca no esconde un ojala,
estas cenizas no juegan con fuego,
este ciego no mira para atrás.
Este pez ya no muere por tu boca,
este loco se va con otra loca,
estos ojos no lloran más por ti".
No voy a decir el número de años porque no me da la gana, y porque fueron años interrumpidos o rotos y retomados después. Pero forman una suma considerable, pesada incluso, que cuesta dejar atrás. Cuesta dejar atrás la ciudad querida, la ciudad donde confluían los destinos de la juventud y desde la que salían otros que exploré unas veces con exceso de ingenuidad, otras con justo entusiasmo, y casi siempre con cierta torpeza.
Escojo para la despedida unos versos del bardo más emblemático de la ciudad, a pesar de que parezcan más apropiados para decir adiós a una amante cansada. Aunque bien puede uno amar a una ciudad y cansarse de ella aun amándola y, llegado el momento, abandonarla por amor.
Madrid sirve para ensanchar el
mundo, para adivinar nuevos caminos y acaso recorrerlos; Madrid es un viaje al
pasado, capital de mi República, y un viaje a un futuro que ya no es lo que
era. Pero digámoslo en verso a la manera del bardo Sabina, en verso libérrimo: Madrid
fue escenario de sueños y amargos despertares, de libros y cafés interminables;
fue días de derrotas y trabajos que no llevaban a ninguna parte; tardes de
triples, cine y descubrimientos intelectuales; noches de juegos y de risas y de
bares. Madrid fue puerto de salida hacia estaciones interestelares; jornadas de
protestas, acampadas y máscaras sin carnavales.
Madrid fue el territorio de la
amistad: por encima de todo, cuesta dejar atrás a los amigos que me acompañaron
en tantas andanzas, y asumir que el tiempo y la voluntad y las circunstancias
ejercerán su cruel cometido para acabar quitándome a la mayor parte de ellos.
Resistirán sólo unos pocos, como resistieron en la ciudad de la que salí
aquellos que ahora me esperan, entre ilusionados y escépticos, como yo mismo,
con los brazos abiertos.
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Para mi nunca te habras ido del todo. Siempre nos quedara el Masey Hall :D
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