Irene Vallejo
El mismo día que mi primo me hacía partícipe del descubrimiento, y prometía generosamente enviármelo, Irene Vallejo presentaba mediante diálogo online con la periodista Pilar del Río la traducción portuguesa de su célebre El infinito en un junco, ese “ensayo de aventuras”, como lo califica la propia autora, que se ha convertido en un éxito mayúsculo y en una gozosa exaltación del libro y de la lectura. Pude asistir a la presentación gracias al aviso de mi primo librero y, además de disfrutar del entusiasmo y de la encantadora voz de Irene Vallejo, constaté enseguida que este cruce de caminos literarios merecía una buena crónica: Irene Vallejo confiesa que se enamoró de Homero gracias a que, de niña, escuchaba La odisea contada por su padre; Bernard Knox emprendió su propia odisea contra el fascismo y, según sus palabras, dejó su corazón en España; ambos autores se encuentran unidos en su pasión por los clásicos grecolatinos, y sus libros se cruzarán en esta trastienda inexistente, acaso infinita, que comunica Badajoz con Arrecife, Tusitala con La madriguera.
Postdata: según escribo estas líneas ha entrado en Tusitala una lectora preguntando, precisamente, por El infinito en un junco. Pura causalidad literaria.
Es un enorme placer leer estas crónicas. Son, ellas también, una magnífica invitación a la lectura y al maravilloso mundo de los libros.
ResponderEliminarJulia
ResponderEliminarEsta crónica abre al apetito a la lectura,junto con la sensación del tacto de los libros.
El entrar en Tusitala, pasas al mundo maravilloso de los libros, el placer y asesoramiento de su librero,te invita a la lectura